La violencia familiar; la violación de los derechos humanos, la ofensa al pudor público, el Bullying o acoso escolar, el pandillaje y las barras bravas, son el correlato de una violencia mucho más profunda, que pareciera gestarse en nuestra cultura y en nuestra civilización; por tanto, la violencia ya está instalada en el interior de cada uno de nuestros ciudadanos. La violencia es un delito, pero también es vista como una enfermedad, por lo tanto debemos avanzar con la mirada puesta en su prevención. 
Nuestros jóvenes se han convertido en un factor de violencia preocupante, un factor todavía ininteligible que exige el concurso y la participación de las organizaciones públicas y privadas para entender y atender ese fenómeno de la violencia en nuestros jóvenes. Consideramos que es urgente actuar de manera simultánea ante la violencia que está instalada en la sociedad y en los individuos. Urge instalar paulatinamente una cultura de paz en nuestro país, una cultura que promueva la mejora del entorno social en la misma medida en que promueva la mejora y el desarrollo personal.
Esa nueva cultura de paz ya comienza a ser instalada en las Instituciones Educativas, desde los docentes, los padres de familia y los estudiantes.
Los CPNVA, Consejos Permanentes por la No-Violencia Activa, hoy son proyectos en algunas Instituciones Educativas de Lima, pero muy pronto serán los motores para el cambio no violento en todo nuestro país.
